¿Quién gobierna tu empresa?
- julio 5, 2022
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- Carlos Gómez Minakata
- Articulos
El buen gobierno de empresa, ¿Quién gobierna tu empresa?
Tengo grabada en mi memoria una expresión que escuché en una reunión en la que se exploraba una posible alianza estratégica con otra empresa: en este posible aliado, sabemos “¿quién corta el bacalao?”. La persona que hacía esta pregunta, subrayaba la importancia de saber en quién reside el poder de la organización; quién tiene la última palabra.
Como buen hijo de migrantes europeos, había hecho suya esta expresión muy común entre los dueños de tiendas de ultramarinos, en las que los dueños, para evitar que les robaran el bacalao, se reservaban el resguardo y corte del preciado alimento.
En etapas tempranas de la vida de la empresa, puede ser relativamente sencillo saber quién corta el bacalao. Sin embargo, la maduración de la empresa en el tiempo, suele ir acompañada de la incorporación de nuevas realidades, grupos de interés, inversionistas, estructura directiva, etc. en las que la iniciativa, el poder y la autoridad se distribuyen en diferentes personas, o pasan de manos por necesidad o por ley de vida.
En términos generales, entiendo por buen gobierno de la empresa el poner las condiciones para que ésta desarrolle la capacidad de auto-continuidad: dotar a la empresa de vida propia. Este es un trabajo que siempre está presente en la mente del empresario que busca que su empresa trascienda en el tiempo. Este trabajo de Institucionalización, en la etapa fundacional, está muy marcado por lo que pide el negocio, y muchas veces centrado en la persona del empresario, pero con el tiempo es necesario adaptar esa forma de gobierno al desarrollo y crecimiento de la organización.
Administración, Dirección y Gobierno
Suelo decir que no es lo mismo hacer empresa para hacer dinero, que hacer dinero para hacer empresa. El empresario, tarde o temprano se da cuenta de esta diferencia. Lo que quizá comenzó como un negocio, con el tiempo y la incorporación de más personas, aliados, socios, etc. toma una complejidad, dimensión y alcance diferentes.
Se va evidenciando poco a poco la necesidad de distinguir y distribuir trabajos de naturaleza diferente: administrar, dirigir y gobernar. El trabajo de administración es necesario, y versa sobre lo instrumental de la empresa: financiamiento, terrenos, edificios, etc.
El trabajo de Dirección se realiza sobre las personas que hacen suyo un proyecto de empresa para colaborar con su trabajo dentro de una estructura, recibiendo por ello una compensación. Finalmente, el trabajo de gobierno, que presupone cierta eficacia de los dos anteriores, se centra en poner las condiciones necesarias para desarrollar la mencionada capacidad de auto-continuidad.
Los recursos se administran, las personas se dirigen, pero las instituciones se gobiernan. Los retos de complejidad, incertidumbre y volatilidad que vivimos en el mundo de la empresa, ponen de manifiesto no solo la necesidad para el empresario de pedir consejo, sino también el diagnosticar, proyectar y perfeccionar constantemente el trabajo de gobierno en la empresa. El creciente protagonismo en las últimas décadas del “gobierno corporativo”, es un reflejo de la necesidad de profesionalizar este trabajo, conforme las necesidades presentes y futuras del negocio.
Toda empresa tiene alguna forma de gobierno
El verdadero empresario, que busca hacer empresa, tiene al menos implícitamente el deseo de que su empresa trascienda y permanezca en el tiempo. El fundador deja huella en aspectos fundamentales e identitarios a la organización y defiende que se respeten. Uno de los grandes retos para el empresario es reconocer el momento en el que es necesario hacerse a un lado para que la empresa continúe, dando forma a formas de gobierno mas sólidas.
Cada empresa es diferente y requerirá por tanto un proyecto y agenda de institucionalización con diferentes matices, tanto en los acuerdos y modos de funcionar de los dueños en la Asamblea de Accionistas, como en la formalización de esa intermediación necesaria entre dueños y directivos, que conocemos como Consejo de Administración.
Toda generalización es injusta, pero en nuestra cultura latinoamericana hay una conexión muy fuerte entre empresa y empresario: se identifican persona e institución. Además, es frecuente que la empresa sea vista también como un legado familiar, en el que se busca la continuidad a través de la participación de los hijos en la propiedad o en la dirección. Lejos de hacer un juicio de valor, pienso que lo importante es reconocer esta realidad y construir sobre ella.
El punto de partida para un proyecto de institucionalización es reconocer la forma de gobierno, por incipiente que sea, que tiene la organización. Es frecuente, y hasta cierto punto comprensible, que la forma de gobernar una empresa que inicia, se asemeje más a una monarquía, en el que el empresario concentra iniciativa, dinero y poder. Esto puede ser razonable y eficaz en los inicios de la empresa, pero si esa forma de gobierno no evoluciona convenientemente, puede ponerse en riesgo la continuidad del proyecto de empresa.
Empresarios con visión Institucional
Pensar y trabajar en el gobierno de empresa se torna entonces una necesidad fundamental para el empresario, pero este trabajo es mucho mas profundo que incorporar prácticas de “Gobierno Corporativo”. Podemos aprender mucho de la experiencia de gobierno en grandes empresas, estudiar formas concretas de organizar el gobierno en otras culturas, pero a nivel regional, particularmente en Latinoamérica, hemos de trabajar y colaborar por encontrar la forma adecuada a la cultura propia del país, misma que se ve reflejada en el modo de hacer empresa, y también en la forma en que son gobernadas.
Este primer espacio de reflexión sobre la necesidad de acometer el trabajo del gobierno de empresa, solo busca despertar la inquietud sobre un tema cada vez más relevante y más complejo de acometer.
No se trata solo de saber hoy quién corta el bacalao, sino también quién o quiénes lo cortarán en un futuro, y si se están realizando los trabajos necesarios para asegurar que ese trabajo se realice adecuadamente.
De: Carlos Gómez Minakata, Ph.D.
Profesor de Política de Empresa de Barna Management School
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